domingo, 19 de agosto de 2007

AQUELLA MALDICIÓN de Arantxa Martínez































Era una tarde de invierno, 9 de julio para ser mas especifica. Salía del cine cuando vi unas pequeñas bolitas de color blanco cayendo del cielo. No lo podía creer nevando en Buenos Aires y tan cerca del río. Era un fenómeno inexplicable. Me subí al auto y fui a mi casa esperando que Rita, la empleada, haya cocinado unos ricos scons con dulce de arándanos.
Al bajar del automóvil pisé un charco cubierto de escarcha que me arruinó los zapatos nuevos. Entre rápidamente a mi casa que tenía el techo cubierto de nieve. Me saqué los zapatos y me puse unos escarpines. Al contemplar tal fenómeno me pregunté:
- ¿Cómo puede ser que pase esto?- Sin pensarlo me puse a buscar información sobre la última nevada en Buenos Aires. Me encontré con innumerables artículos que hablaban sobre la nevada de hace 89 años atrás. Después de leer mucho me encontré con un texto que hablaba sobre una maldición cuando nevaba en Buenos Aires. El texto decía lo siguiente:
Mientras todos juegan con este supuesto día sagrado que es que nieve en Buenos Aires no saben que luego de las 12 de la noche toda la nieve que no ha sido barrida se convertirá en espíritu que lo único que harán será molestar en su casa y no los podrán sacar hasta que nieve otra vez.

Me quedé atónita y le ordené a Rita que barra a cada hora la nieve que se acumulara. Luego me puse a buscar si había alguna persona que hubiera experimentado aquello. Me encontré con una lista de 15 personas. El primer caso contaba que su casa era muy pequeña y por lo tanto se escuchaba todo lo que se movía. La señora vivía sola sin mascotas. Un día escuchó a la televisión prenderse y apagarse; otro vio que los placards de la cocina se abrían y que de ellos salían piezas de vajilla; otro que una mesa se movía de un lado del living-comedor al otro.

Estaba muerta de miedo, no sabía que era. Un día me saltó una página donde comentaba una señora de unos 70 años lo que ocurriría después de la nevada. Todo concordaba. Efectivamente había espíritus en la casa. Sin pensarlo dos veces me fui de mi casa poniéndole al salir un cartel que decía “habitado por seres del más allá, no pasar”.Comentaba ella.

El segundo era un poco bastante más tétrico pues ya involucraba la muerte de una persona. Dos días antes de la nevada un matrimonio de unos 10 años de casados decidió poner un placard fuera del su dormitorio ya que este tambaleaba y era muy probable que un día se cayera sobre ellos mientras dormían. Dos días después de la nevada mientras el señor de la casa dormía y la señora cocinaba el mueble comenzó a flotar y dirigirse hacia el cuarto del matrimonio. La señora muerta de miedo lo siguió; antes de que pudiera deducirlo el mueble se cayó sobre su esposo dejándolo instantáneamente muerto. Unos grandes ojos negros aparecieron y ella se desmayó.

El tercero se trataba de un apersona que tenia 110 años y que desde hacía 89 ella todos los días cada dos horas tenía que volver a poner en su lugar el papel higiénico ya que “alguien” lo sacaba tras ese período y lo colocaba detrás del inodoro. El 9 de julio pasado en la casa de esta persona comenzó a nevar a las 10 de la mañana y a las 12 el papel higiénico seguía en su respectivo lugar. Este era un caso efectivo de la maldición. La señora agradecía que hubiera sido algo aunque molesto casi insignificante.

Estaba tan asustada que decidí cerrar la página y comunicarles esto a todos mis conocidos. Mi mensaje no le llegó a uno de ellos a un amigo que se había mudado hace uno días, nadie sabía donde ubicarlo.
Ya pasó un mes desde el día que nevó y nadie sabe nada de él. En un momento pensé en acercarme a la dirección que figura en la guía como suya pero luego me di cuenta de que sería muy arriesgado ir sola.
En este momento estoy contactando a un grupo de amigos. Con ellos voy a entrar a la casa y descubrir si lo que le pasó a mi amigo es fruto de aquella maldición.

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