martes, 14 de agosto de 2007

A LAS DOCE de Lucía Sol Fernández Figuls


A pesar del ruido de la fuerte tormenta en la noche de verano, Carmen se disponía a dormir cuando de repente escuchó la campanada que daba las doce. Generalmente, este sonido duraba solo unos pocos segundos. Pero esta vez al pasar los minutos Carmen se dio cuenta que aquel ruido que se había convertido en un tormento no cesaría si ella no lo paraba manualmente.

Por lo tanto bajó las escaleras con cautela, se dirigió al gran reloj de madera que se encontraba junto a la puerta vaivén de living y pudo parar el sonido después de subirse cuidadosamente a una silla. Al bajarse de ésta, Carmen vio que en la pantalla de su televisor aparecía la cara de una pequeña niña riéndose siniestramente. Muy asustada, la mujer subió con velocidad los peldaños de la escalera.

En un abrir y cerrar de ojos se encontraba en su cama, pensando quien era esa niña. Pero no podía recordarlo.

A la siguiente noche, a Carmen le sucedió lo mismo que la noche anterior, con la diferencia que en esta el temor se apodero de ella y no la dejo dormir hasta la mañana del otro día. Como consecuencia, decidió llamar a un electricista pensando que la falla era del televisor. Pero eso no dio en lo correcto.

Al anochecer, Carmen exhausta decidió acostarse sin saber que, tal vez, esa noche descifraría el misterio.

La tercera noche, sucedió lo mismo que en las anteriores. Esta vez, trató de recordar la imagen de la niña hasta llegar a su cuarto. Pronto se puso a ver el álbum de fotos familiares en donde encontró a la niña que se le aparecía en la televisión.

Desgraciadamente, Carmen nunca supo quién era esa misteriosa niña que se le había aparecido durante tres noches seguidas. Y por más que le preguntó a sus padres por qué estaba en el álbum de fotos, nadie le supo contestar. Lo único que sí supo fue que la niña con cabello rizado y ojos saltones no volvió a aparecer nunca más.

2 comentarios:

novenob dijo...

Lucía, me gustó mucho tu historia.

María Alicia dijo...

Me parece que dentro de la sencillez la temática está bien planteada. Alicia