miércoles, 22 de agosto de 2007

Nunca más volví a ver al niño de Carolina Lera





Hace cinco años yo vivía en una hermosa casa, llena de pasillos y puertas. Mi familia es muy numerosa. Tengo siete hermanos, cuatro de ellos son los más chiquitos y otros tres más grandes.

Una vez yo me encontraba en mi habitación, haciendo un proyecto para la clase de Lengua cuando escuché ruidos. Sin darles importancia seguí con mi actividad. Luego de media hora sentí que alguien estaba caminando por los pasillos, yo creí que era uno de mis hermanos pero luego recordé que estaba sola en la casa.

Asustada me acerqué a la puerta y vi un pequeño niño de aproximadamente seis años, pálido, rubio, de ojos grandes y celestes, vestido con un jean y un buzo rayado rojo y verde. Lo miré a los ojos y pude ver que estaba triste. Me dio lastima entonces me acerqué. Pero cuando di un paso el pequeño salió corriendo sin dejar rastros. Yo lo seguí pero era tan rápido que lo perdí de vista. Lo busqué por toda la casa durante una hora y no lo encontré.

Mi mamá llegó con mis hermanitos que regresaban cansados del colegio. Luego llegaron mis hermanos más grandes y un poco mÁs tarde mi papá.
En la mesa conté la aparición de este chico pero nadie me creyó. Me decían que seguro era un sueño, que eso nunca pudo haber ocurrido.
Al otro día mi hermana, de diez años, vino corriendo a mi habitación. Estaba temblando y lloraba. Inmediatamente le pregunté qué le pasaba y me dijo que había visto al nene, me dijo que era rubio, de ojos celestes, me contó como estaba vestido y me di cuenta que era el mismo que yo había visto.

Con mi hermana decidimos contarle a mi abuela, ya que había vivido en mi casa durante muchos años. Ella nos creyó, nos contó que un día un chico se apareció en su casa. Y que era exactamente el mismo al que las dos nos referíamos.
En mi casa volvimos a insistir con este tema hasta que, por fin, nos creyeron. Por suerte, luego de unos meses nos tuvimos que mudar ya que mi papá había conseguido trabajo en otra ciudad. Nunca más volví a ver al niño pero siempre, a la noche, me acuerdo de su sonrisa triste, llena de temor y angustia.

No hay comentarios: