viernes, 24 de agosto de 2007

SEÑALES de María Clara del Torto

















Mi casa es la más envidiable de todo el barrio, tiene cuatro pisos, un subsuelo, un jardín enorme, una pileta climatizada, un yacuzzi y más lujos que me puedo dar ya que tengo el trabajo mas exitoso que todo hombre desearía tener y el salario es elevado. También tengo una casa de fin de semana que acabo de comprar para reunirme con familiares, amigos, compañeros de trabajo, etc. Vivo solo en mi mansión y salgo mucho a caminar por las calles, me gusta mucho pero las compras no las hago yo, las hace mi mayordomo porque yo no soy para nada sociable y me da vergüenza hablar con los dueños de los mercados.

Toda la gente chismosa habla sobre mí y yo no se si eso es malo o bueno, yo nada más escucho a la gente diciendo mi nombre. Una vez escuché a mi vecina, cuyo nombre no me acuerdo , diciendo lo egoísta que era yo al tener una mansión enorme con miles de lujos que ni aprecio ni comparto. El otro día me la crucé y me dijo que era una persona muy afortunada al tener todas las cosas que tengo, los lujos que me puedo dar y que podía pedirle cualquier cosa a ella cuando la necesitara. Luego me pidió que le prestara 200 $.

Yo me quedé muy confundido ya que hacía 24 horas me había dicho egoísta. Igualmente le di la plata sin pensar y me fui a acostar. Capaz que por esta clase de personas mi papá no quería que conociéramos el mundo. Sin embargo, en el mundo todavía existe gente buena. Supongo. Cuando llegué a mi casa me acosté muy confundido por lo que me había dicho mi vecina. Yo no tengo todos los lujos que deseo. ¿Acaso la amistad no es un lujo? ¿Y la familia, los hermanos, los sobrinos? ¿Acaso pasar la Navidad, los cumpleaños, las fiestas, las pascuas, las vacaciones con familiares o amigos no es un lujo? Todos esos lujos yo no los poseo y son los que más deseo en el mundo. Es decir, ¿para que quiero mi casa de fin de semana si no tengo con quién ir? ¿Para que quiero mis 4 pisos si no tengo gente? Se confundió mucho mi vecina, ya tendré tiempo para explicarle las cosas. Supongo.


Mi mama murió cuando yo tenia 5 años y mi papá nos abandonó en un subsuelo debajo de las calles a mí y a mis hermanos, nos dijo que el mundo era horrible y no quería que nosotros la pasáramos mal o nos sucediera algo malo. Solo venía por la noche a darnos de comer y a traer cosas imprescindibles porque trabajaba todo el día. Siempre trató de darnos lo que é l mas podía pero mis hermanos y yo queríamos conocer el mundo, conocer el sol que no sabíamos lo que era, lo leíamos en libros pero no sabíamos nada de él solo que era amarillo, brillaba mucho y que salía de día según lo que leíamos.

Una vez decidimos escaparnos y conocimos el mundo. Nos separamos y nos olvidamos de todo, cuando cada uno quiso volver a casa no encontró el camino correcto ya que nos alejamos mucho. Desde ahí que no sé nada de ellos ni de mi papá. Lo decepcionamos mucho seguramente y defraudamos. En realidad nosotros lo abandonamos a él, siempre nos quiso dar lo mejor y nosotros huimos. A partir del subsuelo donde viví con mi familia, construí mi casa pensando que alguna vez volverían mis hermanos y mi papá.

Cuando tenia ya 10 estaba viviendo en la casa de mis padres adoptivos y a los 18 me fui a estudiar y a conseguir trabajo luego. No conseguí amigos ni siquiera compañeros. Durante estos años descubrí lo aburrida que es mi vida sin amigos y sin familiares a pesar de los ‘lujos’ que tengo. Por eso una noche quería buscar algo arriesgado para hacer, algo peligroso, algo tenebroso, algo que me pudiera costar la vida; total no tenia nada que perder, nadie se iba a poner mal por mí, nadie iba a sufrir por mí. Podría suicidarme o matar gente. Pero después pensé estoy loco porque voy a matar a personas que no tienen nada que ver con mi desgracia y con mi soledad ¿por que no me mato yo mismo? Pero me detuve porque una vez cuando fui a mi casa el sacerdote explicó que matar es pecado y suicidarse es peor porque Dios nos regala la vida para algo no para que la tiremos a la basura. Entonces me enojé mucho y empecé a gritar, me di cuenta que todos los vecinos se asustaron pero no me importó. En la mesa había una copa de cristal que brillaba mucho y me llamo la atención esa noche. Me quedé mirando la copa durante mucho tiempo, me entretenía. Podría ser la única cosa que me entretenía en el mundo porque la televisión y la computadora no me interesan para nada, por supuesto no pienso igual que toda la gente. Las personas están obsesionadas con estos aparatos. Mi papá tenía razón. Supongo. En ese momento tocó el timbre mi vecina. Al escuchar el ruido me asusté y tire la copa.

Hice pasar a mi vecina. Le dije que había destruido lo único que apreciaba en el mundo. Y lo único que quería en ese momento. Entonces ella se asustó pensando que estaba borracho, agarro otra copa de mi cocina y se marchó. De pronto me acordé de ese juego de la copa que tanto jugaba con mis hermanos. Coloque todos los elementos y me quedé tranquilo esperando. Cuando me comuniqué al fin con un espíritu le pregunté su nombre pero no me quiso decir y él me preguntó como estaba .Y cuando estaba empezando a hablar la copa se descontroló y no dejo de moverse. Entonces lo calmé y le pedí una señal para que me ayuden a encontrar a mis hermanos y a mi papa. Ellos me contestaron El Fuego y tu corazón te guiaran.Le conté lo aburrida que era mi vida y lo tanto que quería que me pasara algo inolvidable: encontrar a mi familia. Y lo único que me decían era ESTATE ATENTO y SABRÁS QUIENES SOMOS.

Yo me fui educadamente pensando que a los espíritus no les había interesado mucho lo que les pedía. Cuando salí a la calle a caminar, como todos los domingos, dos muchachos vestidos de rojo y naranja me preguntaron si quería compartir la fogata con ellos. Me vieron la bolsa con pan y en seguida me llamaron.
No – les respondí. Seguí caminando y un muchacho mayor que los otros dos me pidió ayuda. Su cuadro se estaba quemando me pidió mi saco para poder apagar el fuego y yo le dije que no y seguí caminando. El cuadro se parecía mucho a los que pintaba mi hermano por eso decidí volver y ayudarlo con una botella de agua. El me agradeció pero yo seguí mi rumbo por la calle. De repente escuché una voz que me decía- tu corazón, falta eso. Tenés que sentirlo- Seguí caminando y se me acercó un viejito con bastón que parecía una persona más normal que los muchachos. Tenía tapada la cara y ropa rota y sucia. Le di un dólar pero no lo acepto. Me ofreció fuego y le dije que no. Me volvió a ofrecer y le respondí que no en un tono mas fuerte. Luego mi papá me preguntó: ¿Entonces para que se lo pediste a tus hermanos?

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