viernes, 24 de agosto de 2007

UN GRITO MUY AGUDO de Carolina Ferrando


Una noche de verano, sus padres habían ido a cenar a un restaurante lejano a su campo, ya que estaba situado a unos 20 Km. de la población más cercana. No tenía a nadie cerca.
Era morocha, con pelo lacio, muy lacio y ojos verdes que parecían pasto. Alta, delgada, de tez blanca, muy inteligente también. Era tímida, sensible. Una mezcla de todo.

Había llegado la hora de cenar, por lo que fue a la cocina a prepararse una pizza, cuando escuchó ruidos, pero para tranquilizarse prendió el equipo de música a todo volumen, y así no escuchar ningún ruido que pudiera asustarla, aún sabiendo que la última vez que lo había hecho había explotado un parlante.

No era una noche muy agradable, las nubes habían bajado, era muy difícil ver en esas condiciones. El chillar de las lechuzas iba aumentando. También se sentía un calor, realmente abrumante.

Ella, ya sin saber qué hacer, se sentó a mirar fotos, cuando sintió una fría brisa que pasaba por detrás. Sintió un escalofrío y automáticamente giró su cabeza en sentido contrario a las agujas del reloj. Vio una sombra que se asemejaba a la de un hombre que caminaba muy lentamente. Asustada, se escondió detrás de un sillón que estaba a un costado de las escaleras. Esperó dos minutos, y como nada sucedió, salió de su escondite y siguió mirando fotos.

Escuchó un sonido, una vibración que provenía del baño, y recordó que podía ser el celular. Fue corriendo y cuando atendió cortaron. Se cerró la puerta. Dudó en reaccionar, no sabía si gritar, o quedarse ahí, en silencio. En esos segundos de meditación, sintió unos pasos que subían por las escaleras. Cada vez se sentían más fuerte. Durante un minuto se hizo un silencio total, y fue ahí cuando logró tranquilizarse.

Estaba por abrir la puerta para salir, cuando escuchó un grito muy agudo, de una mujer, como si la estuvieran asesinando. Por momentos pensó que todo esto podría ser fruto de su imaginación. Con mucho temor, subió y cuando llegó al escritorio, vio al hombre, y vio algo como si fuera una mancha enorme de sangre, pero nadie sobre ella. Se dio vuelta y salió corriendo, pero ya era tarde. El hombre le había clavado un hacha en la espalda, y así murió.

1 comentario:

María Alicia dijo...

Historia de misterio que plantea la oposición entre la vida, representada por la muchacha hermosa de ojos color pasto, y la muerte simbolizada por la mano asesina en esa noche extraña de nubes bajas.