viernes, 24 de agosto de 2007

Un invierno que acabó con ellos de SOFÍA CHAVERO





Una familia muy unida y feliz vivían tranquilos en el centro de la cuidad. El padre trabajaba en una empresa, la madre era ama de casa y su pequeño y único hijo de tan solo 4 años iba al jardín. Todo era muy estable, al parecer una familia bastante normal.

A Carlos, el padre, una mañana en su trabajo le dieron una noticia que no parecía ser tan mala. Aunque no era de su agrado, no tuvo mas opción que aceptar a aquella propuesta. Tendría que pasar el invierno en la fábrica donde trabajaba con su esposa y su hijo. Allí el invierno duraba unos largos, duros y fríos 6 meses. La nieve tapaba la cuidad y paraba cualquier actividad que en aquella se hacía.

Todo comenzó lo mejor que se pudo. El pequeño niño, llamado Martín, se las rebuscaba para jugar y divertirse solo. La madre, Nora, se preocupaba por ordenar y ayudar a su marido en el trabajo.
Los días pasaban y cada vez se hacía mas duro sobrevivir. La relación entre ellos se tornó complicada. Ya casi no había comunicación.

El padre invertía todo su tiempo trabajando, y eso hacía que él estuviera muy cansado y de muy poco buen humor. Nora quería ayudar a Carlos pero terminaban siempre en alguna discusión. Y Martín estaba bastante solo. El encierro los estaba perjudicando.

Martín quiso contarle algo a la madre pero ella no le prestaba mucha atención. El había estado teniendo contacto con gente del más allá. Gente que solo él podía ver.
Una tarde pudo hacer que Nora lo escuchara y le contó que veía siempre a una nena de cabellos rubios que lo miraba y pedía ayuda. La madre no supo qué decir, lo primero que pensó fue que el niño había comenzado a tener alucinaciones porque ella sabía muy bien que en la fábrica sólo estaban ellos tres. Ella contó esto a su marido, pero como siempre él no la escuchó ni le creyó y encima se enojó y trató al hijo y a ella de locos.

Nora comenzó a entrar en una crisis de depresión muy grande en la que no sabía ya que pensar qué hacer ni qué decir. Su mundo terminaba en aquellas paredes y no había escapatoria, y recién habían transcurrido dos meses. Era muy enfermante estar en ese lugar, ya ninguno podía ni mirarse las caras sin hacerlo con odio.

Martín una mañana se levantó de haber tenido una pesadilla en la que estaba aquella niña de cabellos rubios, en donde él veía como ella moría. Luego de una habitación salía una avalancha de sangre, sangre muy roja. El quedó bastante atónito con esta pesadilla tanto que comenzó a perseguirse y a tener cada vez mas visiones.

Al ver que esta situación se repetía en forma continua el niño intentó hablar nuevamente con el padre queriendo lograr que él le creyera y lo ayudara. Pero esto no fue así. Contrariamente el padre se enfureció mucho al escuchar a su hijo hablar de ese tema y esa misma furia lo llevó a la locura. Dejó su trabajo ya sin importarle nada y esperó tirado en el suelo, de forma sigilosa, hasta altas horas de la noche. Llegado ese momento, tomó una herramienta que había guardado en su bolsillo al terminar de reparar una de las máquinas de la fábrica, la miró fijamente, se puso de pie y se dirigió directamente al lugar en donde su hijo y su esposa descansaban. Su rostro reflejaba algo más que inconciencia, algo muy similar a la demencia. Y en ese estado fue como, con aquella filosa herramienta en su mano derecha, se abalanzó sobre ellos introduciendo su arma primero en le pecho de su esposa y luego en el de su hijo. La muerte de ambos fue inmediata como también lo fue la vuelta en sí de aquel hombre, quien sin saber que hacer al tomar conciencia de lo sucedido, se suicidó, tomando la decisión de que fuera aquel invierno el que acabara con ellos.

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