sábado, 18 de agosto de 2007

UNA MUJER VESTIDA DE BLANCO de Virginia Delaney



Hace dos años, en la casa de una amiga, empezamos a contarnos historias de terror. Yo, generalmente, me reía de todos estos “cuentos” ya que no creía en los espíritus y todas esas cosas raras. Después de unas cuantas historias de terror, contaron una que, por primera vez, me puso la piel de gallina.

El relato decía que todos los sábados, en los colectivos de línea 60, a las 12 de la noche, se subía una mujer vestida completamente de blanco, que solía viajar en el último asiento . Al escuchar este relato me pareció más un mito urbano que una historia real, pero me produjo escalofríos.

Un año después de este episodio, una noche fría a las 3 de la mañana, después de haber ido a una fiesta en el barrio de Recoleta, tuve que volver en colectivo ya que mis padres no sabían que yo había ido a la fiesta y si se enteraban me iban a castigar por mucho tiempo.

En el momento en el que me subí al colectivo no me acordé de la historia que mi amiga había contado un año atrás. Me fui directamente al asiento al lado de la puerta, me di vuelta porque escuche un silbido. Frente a mis ojos se encontraba una figura blanca. Me costó bastante descifrar qué era, me di cuenta que era espectro porque no tenía pies, y en ese momento se me vino a la cabeza la historia que hacía un año me habían contado. Entré en pánico.

Pegué un grito tan fuerte que el chofer del colectivo frenó y me preguntó si estaba bien. Al ver mi cara de terror se dio cuenta de que era lo que estaba pasando, él sabia que yo me refería al espíritu sentado al final del colectivo. Me explicó que no era solo un mito urbano, que era verdad y que en el barrio le llamaban “la mujer de blanco”. Me dio tanto miedo que no pude evitar salir corriendo de ese colectivo, gracias a Dios ya estaba cerca de mi casa así que no iba a tener que tomar otro colectivo.

Al otro día le conté a mis amigas sobre lo que me había ocurrido, y varias de ellas me dijeron que eso me había pasado por no creer. A partir de ese día, nunca más volví a desconfiar de las historias de fantasmas y espíritus que me contaban.

1 comentario:

María Alicia dijo...

Tu cuento tiene una estructura clara. Los lectores querríamos saber más de esa extraña mujer del colectivo 60.